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Negra sangre - poema de Daniel Aníbal Galatro



1 - NEGRA SANGRE OCULTA

-"Virgen de los ripios,
del mar azul y frío.
Señora del viento incesante,
de los cielos profundos y sin nubes.
Santa Patrona de este sur inclemente,
dime dónde está 
la negra sangre oculta de la tierra.

Hombre del casco amarillo y la tez cobriza,
violo la castidad mineral de lo agreste
con sordas explosiones que analizan entrañas
de un suelo de ripios,
del fondo de ese mar azul y frío,
en lucha cotidiana contra el viento incesante,
bajo cielos profundos y sin nubes.

Santa Patrona de este sur inclemente,
dime dónde está
la negra sangre oculta de la tierra.

Hombre del casco amarillo venido de muy lejos
desde una ciudad que late su grandeza
muy al norte de tus soledades,
llego hasta tí y me enamoro
hasta de las piedras que golpean ese azul transitar motorizado
por los caminos que conducen a las búsquedas,
por los senderos que me llevan al hallazgo.

Hombre de la piel cobriza
quemada poco a poco bajo un sol distinto,
apoyo mis ansias auditivas contra el suelo
buscando percibir algún latido
de ese corazón no hollado que bombea.

Santa Patrona de este sur inclemente,
al llegar tu señal reveladora a mi alcance quedará el secreto.
Hinco mi ser, beso los ripios,
dispongo mente y cuerpo a la tarea
de horadar con mi sexo de diamante y widia
hasta penetrar el secular refugio
donde, desde antes de la prehistoria,
yace, aguardándome, la negra sangre oculta de la tierra."

2 - NEGRA SANGRE DESCUBIERTA

- "Un millar de millares de veranos te separan de mí.
Capa tras capa, mineral corteza se fue recostando sobre tu tesoro
para protegerlo de mis manos rudas.
Será inútil.
Golpe tras golpe comienzo a derrotarla.
Mi cuerpo es de metal, con cien cerebros.
No hay prisa alguna para la tarea.
Tenemos todo el tiempo y bocas expectantes
aguardando la savia que procuro,
la negra sangre descubierta.

Gira, gira la rueda inexorable.
Desgarra los terrones.
Penetra la pureza.
Muele.
Roe.
Tritura.
Despedaza.
Avanza lento en la marcha que no cesa

Gira, gira la rueda inexorable.
Desgarra los terrones.
Penetra la pureza.
Muele.
Roe.
Tritura.
Despedaza.
Hunde su rostro duro en lo profundo de la tierra.

No detiene su giro la rueda implacable,
perforando los siglos y las piedras.
Desgarra los terrones.
Penetra la pureza.
Muele.
Roe.
Tritura.
Despedaza.
En pos de la negra sangre descubierta."

- "La roca late sobre mí. Alguien me busca.
Por fin han comprendido las angustias
de esta prisión de rocas.
Quisiera ir a su encuentro,
arrojarme en sus brazos,
empaparlo en la dicha de ser libre.
¡Libre otra vez!
Como cuando era trozo de corteza,
hoja, flor, fruto,
y sabía de otoños y de primaveras.

Ha de llegar el instante,
sé que llegará,
en que aquél que me busca se impondrá a la roca.
Ascenderé hasta él, sea quién sea,
en un orgasmo vital e interminable,
para que cese en sus afanes,
que soy yo, ¡sí! soy yo
la negra sangre descubierta."

3-NEGRA SANGRE MANANTE

Surge ya desde la entraña de la tierra
una ola aceitosa que recorre con prisa
largo camino vertical metálico.
El hombre del casco amarillo y la tez cobriza no lo sabe aún.
Apenas lo presiente.
Mas dentro de un momento tendrá la certidumbre.
Desde allá muy abajo, desde la prehistoria, desde mucho antes,
alguien que él no conoce premiará sus luchas
con un chorro viscoso que ocultará el cielo.

- "Seas quien seas, voy a tu encuentro,
mi amado libertador desconocido.
Dentro de este seno líquido arrastrando
un canto agradecido.
La ascensión se me ocurre interminable.
Al final del cilíndrico camino
veo cielos profundos y sin nubes.
Junto al extremo cada vez menos lejano,
¿aguardas mi llegada?
No tardo.
Ya no soy prisionera de las rocas.
En el próximo instante, merced a tus esfuerzos,
te brindaré el poema de mi risa surgente,
mi viscosa alegría."

- "Santa Patrona de este sur inclemente, me has escuchado.
Tu altar serán las torres erguidas en las piedras.
No habrá música más sacra en esta tierra agreste
que el martillear constante de bombas extractoras.
Rodillas en la tierra, las ropas empapadas
con la negra sangre surgente de este suelo,
te doy gracias.

Virgen de los ripios, ya no importan
el mar azul y frío,
el viento incesante,
las noches sin descanso,
las mechas desgastadas,
los pozos anegados,
los engranajes rotos,
la mujer y los hijos añorando
en la ciudad que late su grandeza
muy al norte de tus soledades.
Sólo importa la líquida victoria,
canto energético que mana de la tierra
y apoyado en sí mismo busca el cielo."

- "Benefactor amado, ahora te conozco.
Si supieras qué hermoso parecías
con tu casco amarillo, con tu piel cobriza,
impregnado de mí,
danzando como un enloquecido
en torno a la columna incontenible,
tallo dinámico alejándose del suelo.
¡Oh! Libertad ansiada por milenios. Estás aquí.
Como cuando era trozo de corteza,
hoja, flor, fruto,
y sabía de otoños y de primaveras.
Soy libre. Lo ha logrado el hombre.
Bajo cielos profundos y sin nubes,
mi cuerpo con su cuerpo,
mi sangre con su sangre
por vez primera fusionadas,
se han amado."

Daniel Aníbal Galatro
Circa 1970
Ensenada - Buenos Aires - Argentina


1 comentario:

  1. Bello y profundo poema, Daniel. Me gustó mucho, no solamente por su forma poética sino por el contenido, por esa sensación de inevitable tragedia futura que trasunta de cada uno de los versos. ¡Cómo pueden decirse grandes verdades en un poema!

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